Pozo Julia & Gran Corta de Fabero

O cómo la minería transformó el Bierzo

La llegada de la minería y del ferrocarril de vía estrecha que cose el valle del Sil, desde Ponferrada hasta Villablino, transformó -y de qué manera- la sociedad y la comarca del Bierzo en un tiempo record. En 1918 comenzó la construcción del "tren minero", conocido como el "ponfeblino", destinado a transportar desde las cuencas mineras hasta los lavaderos y cargaderos de Ponferrada el "oro negro" de la comarca: El carbón.
No sólo Ponferrada sufrió un cambio brutal en apenas 20 años, si no que la comarca entera y sus pueblos se transformaron en importantes núcleos de población, que acogieron a gentes venidas no solo de todo el territorio nacional si no que desde otros países. 
Bembibre, Villablino, Fabero, Vega de Espinareda, Igueña, Tremor.... pueblos que vieron cambiar su fisionomía y estilo de vida en muy pocos años, pasando de ser eminentemente agrícolas a ser poblaciones semi industriales.
Al calor del carbón surgieron grandes empresas, como la Minero Siderúrgica de Ponferrada (la empresa minera privada más grande del país), Antracitas de Fabero, Combustibles de Fabero, Aceros Roldán o la propia ENDESA, cuyo nacimiento tuvo lugar en la Ponferrada de principios de los años 60. Empresas que arrastraron a miles de trabajadores hasta los centros de extracción y producción ubicados en casi todos los municipios de la cuenca minera del Bierzo Alto (Bembibre principalmente) y los de la cuenca Fabero-Sil (Fabero, Vega de Espinareda, Toreno y Villablino). Algunos de ellos vieron multiplicar su población por 10 en muy poco tiempo, pasando todos de los 5.000 habitantes en muy pocos años. Todo un hito para la época.

Hoy ya nada queda de la minería en el Bierzo, salvo las instalaciones abandonadas de muchas de las empresas mineras que sembraban la orografía berciana y el trayecto del ferrocarril minero, con la mayor parte de sus instalaciones abandonadas y en avanzado estado de deterioro. Una buena forma de conocer la importancia de la empresa MSP en el desarrollo industrial del Bierzo es visitar el pequeño museo instalado dentro del Museo del Ferrocarril de Ponferrada, ubicado en la antigua estación del ferrocarril de vía estrecha. Otra visita necesaria para entender  la transformación industrial del Bierzo es el Museo de la Energía, también en Ponferrada.

Pero sin duda la visita más didáctica y posiblemente la que mejor refleja el brutal cambio de los pueblos mineros y de su entorno es la que se puede realizar al Pozo Julia, en la población de Fabero. https://www.aytofabero.com/pozo_julia/

El Pozo Julia es una antigua explotación minera Perteneciente a la empresa Antracitas de Fabero. Su construcción se inicia en el año de 1947. A su gran pozo vertical de tres plantas, que alcanza los 275 metros de profundidad, se accedía por un castillete con ascensor para personas y vagonetas, que hoy es la imagen más representativa de esta explotación minera.

Pozo Julia cierra en 1991. Un año después las minas se ven abocadas al cierre o a la reestructuración. Ya en manos de UMINSA, en el año 2007, las instalaciones de Pozo Julia son cedidas al Ayuntamiento de Fabero, que convierte este pozo minero en un espacio donde mostrar la realidad de una minería que fue transcendental para la Cuenca de Fabero. 


La visita hace un recorrido por todas las instalaciones de la empresa, partiendo de la Lampistería, siguiendo por los vestuarios, castillete, raíles y lavadero, hasta llegar a la recreación de una galería minera, en donde se puede observar con todo detalle la dureza del trabajo que desarrollaban los mineros. 

Pero si hay algo que realmente impacta a locales y visitantes es el demoledor paisaje que ha dejado la explotación minera a cielo abierto conocida como "La Gran Corta". Con casi 600 hectáreas de superficie, la Gran Corta no solo transforma el verde paisaje berciano en un paisaje casi lunar, digno de una película apocalíptica, si no que ha sacado a la superficie una cantidad inimaginable de fósiles. Encontrar un fósil mientras caminas es tan sencillo que  parece increíble!. 

Durante décadas, la Gran Corta, situada entre Lillo y Otero, fue la principal explotación minera de la cuenca de Fabero y considerada la mayor mina de carbón a cielo abierto de toda España, de donde se arrancaron miles de toneladas del negro mineral. Tras el punto final de la actividad extractiva, los taludes de esta "enorme cicatriz" exhiben los antiguos tesoros fósiles de plantas que habitaron la zona en el período en que el carbón empezó a formarse, hace 300 millones de años. Algunas de estas "huellas" se exhiben en el Aula Paleobotánica de Fabero, un espacio alojado en las antiguas escuelas. Puedes concertar la visita conjuntamente con la del Pozo Julia.

A la Gran Corta se llega siguiendo la carretera que une Páramo del Sil con Fabero. Se puede aparcar el coche en alguna de las pistas de entrada a la explotación e ir caminando por las mismas. Si vas con niños no olvides animarles a buscar fósiles. 



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